Es evidente el aumento en la cantidad de personas que participan en
programas de ejercicios organizados, actos deportivos y competiciones
populares, posiblemente influenciados por los efectos beneficiosos
que la actividad física y el ejercicio han demostrado tener sobre la
salud física y mental.
No obstante, hay que conocer los límites de cualquier actividad,
puesto que el ejercicio excesivo puede tener efectos
contraproducentes y dañar al sistema musculo esquelético. Un
ejemplo de estos efectos nocivos seria la rabdomiolisis inducida por
el ejercicio, sobre la que intentaremos hacer una breve exposición
para tratar de dar una respuesta apropiada a una pregunta formulada
en nuestras redes sociales.
La rabdomiolisis es un trastorno patológico resultado del
daño a las células musculares, que produce un aumento del contenido
de productos de dichas células en el torrente sanguíneo. La
creatinquinasa o la mioglobina aumentan de manera desproporcionada en
sangre y, por su comportamiento tóxico provocar, entre otras
dolencias, una disfunción de los riñones que en algunos casos puede
llegar a una insuficiencia renal.
Los síntomas de una rabdomiolisis pueden ser muy similares a los del
dolor muscular de aparición tardía (conocidos clásicamente como
“agujetas”), de ahí que pueden pasar desapercibidos en muchos
casos y la importancia de un redactado como este es proporcionar
elementos a la población en general, y particularmente a los que
practican ejercicio habitualmente, sobre los mecanismos de producción
de esta lesión y como prevenirlos.
Y, ¿Cuándo podemos sospechar la presencia de un cuadro de
rabdomiolisis? Aunque los síntomas pueden tener una gran
variabilidad individual, se caracterizan habitualmente por la
presencia de dolor muscular y el cambio en el color de la orina, que
se oscurece por la presencia en la misma de los productos de desecho
de la destrucción celular muscular, que puede aparecer hasta las 48
horas posteriores a la realización del ejercicio. En casos
importantes, al dolor muscular se añaden calambres, rigidez, náuseas
y/o dolor de cabeza. El diagnóstico precisa de la realización de
análisis clínicos que confirmen la sospecha inicial y el
tratamiento se basará en estrictas medidas de hidratación y de las
complicaciones que puedan surgir durante este proceso.
Los factores que habitualmente se encuentran involucrados en un
proceso de rabdomiolisis son el nivel de aptitud física de los
individuos, su experiencia en la práctica deportiva que ejecutan,
así como la intensidad, la duración y el tipo de ejercicios. En
general se admite que el cuadro es más frecuente en persona con poca
experiencia o con bajos niveles de entrenamiento. También gran
variedad de casos se han descrito asociados a ejercicios de elevada
intensidad con un gran número de repeticiones, independientemente
del estado físico de los individuos.
Respecto al tipo de ejercicio, un factor muy importante en el
desarrollo de este cuadro son las contracciones excéntricas, también
frecuentemente asociadas al mismo. No es fácil explicar la mecánica
de este tipo de contracción pero es aquella en que, estando el
músculo activado y en pleno esfuerzo, sus puntos de inserción se
separan. En general responde a una carga superior a la fuerza del
músculo, lo que responde a un ejercicio de intensidad máxima.
Por último, ejercicios prolongados y de alta intensidad (maratón,
triatlón, fútbol, crossfit, etc.) son actividades que se han
asociado a la aparición de rabdomiolisis.
Apuntemos someramente otros factores que no deben olvidarse y que
también se han relacionado con la aparición de la rabdomiolisis:
-Condiciones climáticas: La práctica de ejercicio excesivo en
condiciones de alta humedad y temperatura puede favorecer la
aparición de un cuadro de rabdomiolisis, especialmente en
competiciones de larga duración como maratones o triatlones.
- Alteraciones electrolíticas: Alteraciones en la composición de
electrolitos corporales se han relacionado con la aparición de
rabdomiolisis y su origen potencial se encuentra en alteraciones en
el balance entre hidratación y sudoración durante la práctica de
actividades de elevada intensidad.
- Problemas nutricionales: Algunos estudios han asociado la aparición
de rabdomiolisis con déficits proteicos en las dietas e,
indirectamente, con las dietas vegetarianas, cuando la cantidad de
estos componentes no es suficiente.
- Uso de suplementos: El uso de creatina como estrategia para
aumentar la potencia muscular, en particular cuando se exceden las
dosis habitualmente recomendadas, se ha asociado a cuadros de
rabdomiolisis por desequilibrios en la composición corporal.
- Consumo de fármacos: Algunos fármacos utilizados con finalidades
médicas pueden provocar reacciones adversas en forma de cuadros de
rabdomiolisis. Los más frecuentemente asociados son las estatinas,
utilizadas para el control de hipercolesterolemias.
- Consumo de alcohol y otras drogas: El alcohol puede favorecer los
cuadros de rabdomiolisis ya que empeora los daños musculares
causados por el ejercicio. También puede inducirse por otras drogas
como heroína, cocaína o anfetaminas.
Contacta con el Centre Mèdic Meisa y te informaremos sin compromiso.
Josep Mª Molina Aragonés.
Médico. Especialista en Medicina de la Actividad Física y el
Deporte y Medicina familiar y comunitaria.
Fuente: Exercise-induced
rhabdomyolysis mechanisms and prevention: A literature review.
Journal
of Sport and Health Science. 2016; 5: 324-333.